ENCUENTROS EN LA TERCERA FASE
("En el séptimo cielo" - "Wolken neun")
Aquí el amor luce arrugas profundas que no quita ya ninguna crema; y flacidez, y canas de plata y da besos como cantos rodados suavizados por los años…
Inge cose en casa, y le arregla unos pantalones a Karl (Ella tiene sesenta y tantos años, el caballero, setenta y seis). Es llevarle el encargo a su casa y prenderse la mecha en un instante dulce; un deseo inesperado los atrapa sin remedio, han caído los dos, como dice la canción, y se pone en marcha el mecanismo animal del instinto más primario; con esa edad, si, con esa pérdida de juventud tan clara, se desean con locura y se dejan llevar con alegría, como dos adolescentes rebosantes de hormonas en plena ebullición primaveral.
Kart es viudo. Ella está casada, conformada y medio-feliz en su rutina, pero las citas clandestinas continúan. Mutuamente se dan alas, y saborean ese regalo del cielo, no sin creciente sentimiento de culpa por parte de Inge respecto a su marido engañado. Pero retozan en el campo junto a un río, bajo la lluvia y de la mano pasean por el bosque… se saben afortunados y en un rapto de euforia juvenil , Inge se sincera con su hija…
No cuento más por si a alguien le da por verla, lo que aconsejo de todo corazón. Solo añadir que me pareció transgresora y muy valiente, sencilla y austera de forma, para recrearse en una historia tan compleja y llena de matices en su fondo. Y que me chocó, lo confieso, la coreografía amorosa de los dos amantes, absolutamente al margen de la perfección física y los estereotipos sociales referentes a la estética. Uno está acostumbrado a la estilización de cuerpos tersos, tenues luces y penumbras que embellecen rostros y dotan de un hálito irreal , casi mágico, la escena sexual Es absolutamente inusual este otro tipo de planteamiento en el cine, si quieren más crudo, seguro que mucho más auténtico. Hasta en la vida real, me temo. Parece como si creyéramos –a pies juntillas- que la gente mayor de sesenta años aspiran solamente a achuchones cómplices en un banco del parque, besos demudados de "entre pareja" a "entre hermanos", y poco más.
Y es que nuestros mayores son tan poco dados al exhibicionismo -gratuito- de manifestaciones de corte erótico…
Inge cose en casa, y le arregla unos pantalones a Karl (Ella tiene sesenta y tantos años, el caballero, setenta y seis). Es llevarle el encargo a su casa y prenderse la mecha en un instante dulce; un deseo inesperado los atrapa sin remedio, han caído los dos, como dice la canción, y se pone en marcha el mecanismo animal del instinto más primario; con esa edad, si, con esa pérdida de juventud tan clara, se desean con locura y se dejan llevar con alegría, como dos adolescentes rebosantes de hormonas en plena ebullición primaveral.
Kart es viudo. Ella está casada, conformada y medio-feliz en su rutina, pero las citas clandestinas continúan. Mutuamente se dan alas, y saborean ese regalo del cielo, no sin creciente sentimiento de culpa por parte de Inge respecto a su marido engañado. Pero retozan en el campo junto a un río, bajo la lluvia y de la mano pasean por el bosque… se saben afortunados y en un rapto de euforia juvenil , Inge se sincera con su hija…
No cuento más por si a alguien le da por verla, lo que aconsejo de todo corazón. Solo añadir que me pareció transgresora y muy valiente, sencilla y austera de forma, para recrearse en una historia tan compleja y llena de matices en su fondo. Y que me chocó, lo confieso, la coreografía amorosa de los dos amantes, absolutamente al margen de la perfección física y los estereotipos sociales referentes a la estética. Uno está acostumbrado a la estilización de cuerpos tersos, tenues luces y penumbras que embellecen rostros y dotan de un hálito irreal , casi mágico, la escena sexual Es absolutamente inusual este otro tipo de planteamiento en el cine, si quieren más crudo, seguro que mucho más auténtico. Hasta en la vida real, me temo. Parece como si creyéramos –a pies juntillas- que la gente mayor de sesenta años aspiran solamente a achuchones cómplices en un banco del parque, besos demudados de "entre pareja" a "entre hermanos", y poco más.
Y es que nuestros mayores son tan poco dados al exhibicionismo -gratuito- de manifestaciones de corte erótico…
Gracias entonces al director, Andreas Dresen, por ofrecernos este ejemplo ficticio que bien podría estarse dando ahora mismo en la realidad…quien sabe, quizás esa vecina anciana -que pasea con pantuflas a su perro- mantiene un tórrido idilio con el suegro de la del quinto, y usted siquiera sospechaba de esos encuentros fortuitos en el ascensor…
12 comentarios:
Cualquier edad es buena, si se siente lo que se hace. Recuerdo que a los 18, consideraba VIEJOS a las personas de más de 40, e imaginarmelos en actividades sexuales, me parecía imposible...
Pues a los 70 debe ser igual, lo difícil será seguir teniendo activa la pasión, pero si se mantiene la llama, cualquiera puede incendiar un bosque.
Besos ardientes
Me ha gustado eso de "da besos como cantos rodados suavizados por los años".
Gracias por mostrarnos algo bello de la parte más real de la vida, Nanci. Siempre me ha parecido una gran incongruencia e hipocresía, el hecho de que vivimos en una sociedad envejecida que por un lado impide el pleno desarrollo de su gente joven, pero que sin embargo idolatra la juventud y margina a sus ancianos.
Ojalá llegue a la vejez con salud suficiente para disfrutar de un amor pleno.
¿Amor en la tercera edad? Por supuesto. Y pasión y sexo, sentir piel contra piel es placentero a cualquier edad.
Esta sociedad de perfección "corporal dermo estética" no ve muy bien eso del amor en la 3 edad, parece que ya solo en esos años se pueden dar paseos y leer el periódico... como siempre los malditos prejuicios... "Viva el amor maduro y anciano" (y si hay sexo mejor)
Es cierto que al menos para variar los protagonistas no son jóvenes guapos, y superideales. A ver si ya nos vamos mentalizando de que a todos nos llegará esta edad.
Si es que eso de la edad es muy subjetivo..bueno eso lo digo ahora que soy un cuarenton jiji...
besitos
Y nosotras que lo veamos.
ESo,eso...;)
QUizás haya demasiado prejuicio...ya se sabe que el órgano sexual más importante es la cabeza...
MAD HATTER: Lo de los cantos...hmm...a veces aún me dan arrebatos pseudo-poéticos, auqnue intenta mantenerlos a raya.
Nuestra sociedad es una "paradoja" con patas, en la que cualquier edad está como desubicada, pòcos tenemos claro que se espera de nosotros, y la edad ya no es un factor decisivo para casi nada.
Así que hay que hacer caso al corazón. Y a la pasión, claro.
XNEM: Bueno, sr Xnem...es amor +sexo, o en este caso, Sexo+amor...
le confieso que desconozco la relaidad al respecto de la gente más mayor, pero me alegraría saber que pueden ir por allá "los tiros", ya me entiende.
CALAMARÍN. Pues si, es tristemente cierto...parece incluso, para más "inri", que el sexo esté en exclusiva "vedado" a los más guapos y jovenes, si no eres tal, olvídate de él.
Y que mentira más gorda...
De todas maneras, si que habría que "ampliar" el panorama a los más jovenes, que no se crean tanto los estereotipos de la tele...
WODEHOUSE: GLUPS!!! eso, eso...que cuesta mucho aceptar el paso del tiempo...
ATIKUS: EN la flor de la vida, vamos...;)
NOEMI PASTOR: SI, por favor...
pues mira, a mí me cae más cerca y me interesa menos...será que tengo alguien para acariciar en casa, pero pasiones...suelen ser demasiado demoledoras.
DANTE B: Señor Dante, estoy con usted...quizás por ser demasiado intensos y hasta nos de pereza ponernos tan a "tope", quizás ya "gastamos" en nuestra juventud todos los cartuchos de los fuegos artificiales.
A mi me encanta la idea, pero no la acabo de entender.
Ahora prefiero acariciar a mis gatos...
Nanci, cómo te entiendo yo también prefiero acariciar a mi perra.
!pasiones...puedes quedarte con ellas!, que diría Grucho. He sido atravesada por ellas.
Estoy zen-apática.
¿Has conseguido el poner las imásgenes que s emueven...?
Claro que el amor tiene arrugas, flacidez e imperfecciones de todo tipo; si no, no sería amor. Lo que no tiene es edad. Parece fácil comprenderlo, pero no debe de serlo cuando los estereotipos no ceden...
Ganial, Nanci.
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