
VENDETTA
Si alguien me asegura no poseer ni una pizca de ánimo vengativo, simplemente no le creo. El deseo de venganza, aunque políticamente incorrectísimo y vergonzante, anida en menor o mayor cantidad en el fondo mismo de nuestros corazones; el deseo de venganza es un veneno de difícil disolución, aunque la mezclemos con el olvido o el perdón, se resiste a desaparecer del todo su amargo sabor inicial.
La mayoría de veces no llevamos a la práctica lo que nos pide el cuerpo y alma a gritos después de haber sido heridos, razonamos, quizás hasta sopesemos el alcance de nuestras intenciones y acabemos convenciéndonos de que resultaría peor el remedio que la enfermedad, pero no sentir nada, no percibir ni levemente, como nos carcome por dentro esa desazón...
Una vez leí no se donde una reflexión que se me clavó en el córtex y que jamás voy a olvidar ¿Cómo perdonar a los que NO nos piden perdón? -aclarar que hablamos de daños hechos a conciencia, con toda la saña, nada de errores involuntarios...-El sólo hecho de ver postrarse (metafóricamente, claro, hincar las rodillas de veras en el parquet es demasiado humillante) ante uno a quién nos hizo sufrir, ya mueve a querer pasar página, a admitir que a nosotros también se nos puede calentar la boca en un momento dado…o que, simplemente, también dejamos libre de cuando en cuando nuestro demonio particular …pero y si el agresor sigue en sus trece? ¿Y si se niega a reconocer el daño que ha causado y encima se regodea con ello? Entonces me parece hasta inhumano cerrar los ojos y olvidar. Simplemente, no me lo creo, repito.
Y no hablaría de entonces de la venganza mafiosa que carga armas y planea machacar al ofensor sin piedad alguna, pero hombre, algo así como un toque de justicia poética, que la vida misma con sus circunstancias corrija las diferencias, ponga orden o cuando menos de una lección de empatía al que va dando bandazos por ahí, eso si se agradece. Y tampoco me creo que nadie haya sentido en su corazón arder una llamita de satisfacción al comprobarlo.
P.D: hay una marca francesa de jeans que se llama "ON N'EST PAS DES ANGES" (no somos ángeles) y hubo -creo que desapareció- un perfume de Valentino con el nombre de VENDETTA.