
Tantas chicas de peluquería y una servidora no… que aquello era un cultivado jardín de mechas disparadas en rubio platino (que manía…), moños egocéntricos con tirabuzones escapando "a la romana", coliflores llenas de lazos y estrellas purpurina…sólo hubiera salvado a Tía Lidia de la quema ( se parece desesperadamente a Liza Minelli, siempre tuvo su mismo aire de trasgresora feroz y pizpireta a la vez) con una melena redonda encendida con todos los rojos del mundo _por fin cubrió sus canas…-y una muñeca quinceañera parecida a las que dibujo yo, preciosa y pecosa con su simple melena tan lisa como el charol, con flequillo extralargo y vistiendo un baby-doll en blanco y negro nada pretencioso, muy a lo Hardy… y es que en estas circunstancias abunda demasiado el can-can, la transparencia hipócrita y el floripondio tieso, los volantes y las curvas a punto de reventar en caderas y escotes; es como de de manual , inevitable y casi forzoso, se quiere resaltar en barroco y lujoso, y a mi me parece tan rancio y antiguo…
Así que por mi parte también opté por el blanco y negro, pero en algodón y con vestido un poco de ranchera mejicana pero enlutada y nocturna …hombros al aire y pelo suelto sin “chichis” (que dicen los franceses para referirse al adorno cursi, lo juro…), en negro el vestido y blanca la sandalia, fresquita y con taconazo (ahí si) cosa que no me impidió bailar como una posesa (Ahhhhh, amigos míos… es que el dj de salón osó poner Scisor sisters!!! Entre Shakiras y Villages peoples, se atrevió con ellos, que algo es algo…).
Y Perdonen mi descarado “ego” describiendo mi indumentaria sin aparente pudor y pasando olímpicamente por alto a la novia pero es que… como lo diría… mi prima lucía de novia como millones, prototípica, clásica y políticamente correcta, fina que dicen las damas idem; en fin, que ya saben que mi preferida es Bianca con su traje trasgresor transburgués, y casi enseñando un pecho junto a Mike…
Que decir de lo demás…lagrimitas caramelizadas de abuelas y mamás, camareros con guantes blancos y mala leche evidente, cóctel con degustación en “cucharillas” y “espumas” a modo de brebaje “modus Adrià”, tacones clavados en el césped para desespero de casi todas, la novia oprimida hasta el mareo por un corsé que la doblaba en dos, y eso si, un entorno exquisito digno de una agape griego: La torre dónde se celebró el evento estaba en pleno Maresme, enclavada en una montaña llena de olivos y pinos perfumados y perfumantes, desde donde se divisaba un mar de plata al ataredecer…sólo faltaban Zeus y unos cuantos sátiros tocándo la flauta y la lira.
Para finalizar, nomás que hacía tiempo que no bailaba tanto y tanta pachanga y que no dejé caer ni una lágrima,ea.
Y el sábado no tuve agujetas. Que triunfo...