De película...
OHHHHHHHHHHHHHHHH.....
Aprovecho este espacio "marcianamente" aparecido para deciros que esta entrada me está volviendo looooooooooooooca!!! cada vez que me meto, veo que han desaparecido fotos, que se me han amplíado los espacios arbitrariamente y sin que yo haga nada...¿os ha pasado alguna vez a vosotros? ¡¡¡¡SOCORRRROOOO!!!
Sin Horas y horas perdidas en el gimnasio para estilizarse...
Ni dietas especiales con alfa-omegas y pre-bióticos...
Serum reparador en el pelo ni anrtiarrugas al caviar fresco...
Horas y horas de intenso y caro solarium...
Tal cual...y cuanta belleza!!
Las fotos son de Frank Howart, menos la cabeza de león, que es de Patrick Deamarchelier. AHHH!! que me corrige amablemente Carrascus que la segunda foto es de Nick Brandt...pues eso...sorry...
Del apasionadísimo y rebelde romance entre Alfred de Musset y Georges Sand, podrían sacarse conclusiones, paradójicamente un poco desilusionantes. Si bien es cierto poseía el sello de un amor a prueba de contratiempos, por encima del bien y del mal, puro hasta la locura , ellos estaban tocados por el hado del privilegio en una época especialmente convulsa, en el París del romanticismo pero también de la revolución, con gente mugrienta y enferma que exigía libertad y justicia con su rostro más desafiante; La busqueda de belleza y la tranquilidad de espíritu era poseída en exclusiva por los poderosos , los nobles y pre-burgueses, y pertenecer a ese exclusivo club les eximia de cualquier penalidad minimamente parecida… sólo ellos vivían en ese cuento de hadas capaz de proporcionarles todo el tiempo del mundo y riquezas (materiales y/o intelectuales) para llevar a cabo refinadísimos y alambicados culebrones de amor y odio.
Aunque estos dos amantes escritores le dedicaran algunas letras (con buenísima intención, eso si…) a la muchedumbre en griterío, lo hacían entre copas de licor y volutas de cigarros exóticos; tenían todo el tiempo energías, tanto para cortejar la pluma y obtener soflamas lo suficientemente convincentes, como para amarse en divanes turcos , sobre cubrecamas de piel y entre sábanas de seda…cultivaban su pasión con Lizst, tocando de fondo el piano en reuniones artísticas, junto a Delacroix, por ejemplo (gran amigo de Musset, al que arrastraba con él a los burdeles más sórdidos de Paris) y ya en soledad, en hoteles llenos de parafernalia orientalista (como mandaban los cánones de la moda romántica…) o aprovechando los entreactos de los últimos estrenos de ópera para coquetear lascivamente...les sobraban días, semanas, meses, para subir y bajar en carruajes destino la campiña, o hacia otras lejanas ciudades…incluso , traviesos y osados, hacían el amor dentro de ellos en pleno viaje…brillantes y transgresores, pero un poco ajenos a la realidad social de los más humildes, los que agitaban el puño contra ellos.En fin, un poco como ahora. Como siempre...
La película, dirigida primorosamente, con rigor histórico y sensibilidad por Diane Kurys, posee una belleza formal exquisita, nada fría, al contrario (está saturada, en los ropajes por ejemplo, de los tonos más cálidos de las especias : cayena, canela, pimentón...el Burdeos del vino, la grana, el oro...) que acerca incluso varias escenas a cuadros de Caspar D. Friedrich. Cuenta con una Juliette Binoche haciendo de Georges, interpretándola seguramente más luminosa de cómo la presentan los retratos de la época, actuando apasionada pero contenida, mostrando convincente una sencilla resignación ante las correrías de su amante Alfred, sin demasiados aspavientos. El es un Benoît Magimel tan magistral en su atolondramiento de opio y absenta, agitado, enfebrecido y alterado, como cuando cabal y tierno llena de besos la nuca de su amada ( Está increíblemente guapo cuando libera sus dorados rizos de un sombrero de copa gris perla y hace esto último mostrando su perfíl napoleónico,como cincelado en mármol…)
Es el retrato de una ociosidad romántica pero productiva, la que indujo a estos dos auténticos hijos del siglo a crear y amarse sin trabas ni prejuicios. Juntos.
P.D: ¿Y del cartel? ¿que decir del cartel? yo me lo colgaba YA en el dormitorio...
ESTHER:
A quien le interese (me temo que no demasiado a muchos, la verdad...), voy a volver a contestar los comentarios, que lo hecho en falta ya...
Fotos de STEVEN MEISEL para el Vogue edición inglesa de agosto de 2007