Como estas gentes suelen crear tendencias, alzo mis ojos al cielo suplicante para que el gesto estético se propague raudo y veloz como un mal incendio de verano. Lo digo por que el otro día, en vaya a saber usted que revista, toparon mis retinas con un sosegado Sting (el cantante, si…) de la mano de su su esposa, paseando por Cannes bajo un sol de justicia. La cosa no tendría más si no fuera porque en la otra portaba (no hay otra palabra…) con grácil naturalidad una …¿¿SOMBRILLA!!! Albricias. Parece que por fin un destello de sensatez del pasado se ha instalado en la preclara mente de un famoso de nuestro siglo hiper-ultra-súper tecnificado, dejando a un lado chucherías de moda inútiles , incómodas y tontunas; este señor, digo, resulta tiene a bien protegerse del sol más que con la frágil pantalla solar de una crema cualquiera (o de farmacia, o de Dior, o lo que sea)…Tonto no ha demostrado ser, no…entonces hagamos como él, seamos copiotas y llevemos el susodicho complemento, como cuando en los luminosos albores del siglo pasando se paseaban las señoritas con parasoles tan bellos como benignos -les recuerdo llegaban a la madurez con una piel digna de culito de bebé- y a la par que eficaz es elegante (Bueno, ejem…puedo vislumbrar en esa hipótesis, y con tristeza, a los ositos TOus y logotipos vuiton los primeros de cola en aparecer estampados en sus telas)…pero aún y así sería un gesto de protección cutáneo de lo más hermoso, no? Y como se da tan bien en el ejemplo, que se nos unan los chicos, que tiene su aquél ver un musculoso y bien torneado brazo alzando al astro rey ese delicado artefacto anti Uvas malignos. Y si es para protegernos a nosotras, mejor que mejor.
Las damas podríamos rematar con unos guantes a ras de muñeca, en algodón crudo de ese tan fresquito, o calados cual telaraña de tejedora en cursillo avanzado …combatiríamos también así esas manchas solares en las manos que a cierta edad descubren y se chivan -sin contemplaciones- de la misma…
Revolvamos en el baúl de los recuerdos y seamos sagazmente listos/as y pizpiretas/os. Hagamos como Sting. Por una vez copiemos atuendo y moda desde el juicio más absoluto.
Y lo digo muuuy en serio.
Las damas podríamos rematar con unos guantes a ras de muñeca, en algodón crudo de ese tan fresquito, o calados cual telaraña de tejedora en cursillo avanzado …combatiríamos también así esas manchas solares en las manos que a cierta edad descubren y se chivan -sin contemplaciones- de la misma…
Revolvamos en el baúl de los recuerdos y seamos sagazmente listos/as y pizpiretas/os. Hagamos como Sting. Por una vez copiemos atuendo y moda desde el juicio más absoluto.
Y lo digo muuuy en serio.