LA MONTAÑA MÁGICA ( "las aventuras de Jermiah jhonson")
SINOPSIS: Cansado de la civilización, Jeremiah Jhonson, un soldado federal que huye de la guerra mexicana, decide abandonarla y dirigirse a las heladas montañas. Allí comenzará a luchar para sobrevivir con la ayuda de un viejo trampero. Descubrirá la violencia de los indios (y de él mismo...) que habitan estas tierras y tendrá que defender a su familia por todos los medios posibles. Director: SIDNEY POLLACK.
Limpia, hechizante, emocionante hasta hacerte saltar las lágrimas, exultante de belleza natural reflejada en montañas, nieves, ríos, osos, cataratas prodigiosas, el hermoso flequillo trigal de R. Redford y sus ojos acuchillados cuando está a punto de llorar, anocheceres y gloriosos amaneceres inflamados con todos los rojos del mundo…su devenir de fotogramas son de una frescura recién cortada que traspasa la pantalla, nos aviva los pulmones y nos abre la mente en canal… “Las aventuras de Jeremiah jhonson” es una película que descubrí más o menos a los once años y me marcó a fuego, me impregnó de un romanticismo por lo épico en la naturaleza que no me abandonó jamás.
Es además, toda una lección de humildad para la soberbia humana que emana de creerse el centro del universo , con derecho a disponer infinitamente de los recursos que la naturaleza le ofrece desinteresadamente, un deshelador de corazones sombríos, de esos que no creen en la posibilidad de superar los retos en los que uno se juega la vida, al borde mismo de la decisión suprema, vivir o morir, porque nos cuesta imaginarlo (no digo ya vivirlo…) desde nuestra comodidad diaria casi absolutamente programada, desconectada de la esencia, enchufada a una realidad virtual que, en realidad, lo desvirtúa casi todo; es también un amplio y emocionante catálogo de reacciones ante las adversidades que superan a un hombre, sólo frente el azar y lo imprevisto, pero también una lista casi infinita de los matices y tonos que pueden tomar la amistad y el amor cuando son expuestos a circunstancias extremas; una recreación espléndida de la toma más intima de contacto que uno puede llevar a cabo consigo mismo, sin intermediarios, gurús, ni apoyos externos…
Es una oración lanzada a lo esencial y a lo más puro, cuando el afán de superación o simple supervivencia dejan sitio para alojar al hijo pródigo que vuelve cabizbajo.