nancicomansi

PLUMERO AUTOMÁTICO EN TRES TALLAS MENOS

A mi me encanta intenten venderme la moto de esa manera. Tan americana, plana y casi en plan “sit-com”. Por eso me quedo tantas veces hipnotizada con el LTC (el canal de ventas por televisión) y otra parecido que no se cómo se llama. Ni me importa.
Así que al pairo tecleo e irrumpo en medio de dos damas filiformes anunciando una reductora faja, toma primera gracia en forma de paradoja. Bueno, para ser veraces de esas prendas hay dos, y la más alucinante posee incorporado unos imanes que, sintonizando con la energía terrestre que entre los polos se produce (¿?) concluye una fuerza que reduce tu cintura a un tamaño muñequíl; toda esta parrafada enfatizada casi como en una peli de Disney, su misma altura intelectual, la infantil, que para creerse semejante bobada es el mínimo común denominador que se requiere, pero habrá mujeres que sucumban con fe ciega. Y por que no, hasta con alegría esperanzada, que de eso se trata ( De todas maneras todos tenemos una fe irracional en alguna cosa para otros increíble, no?) y a mi me divierte un montón.
Hay cuchillos parecidos a dagas voladoras que cortan una piña en dos y en pleno vuelo; plantillas que te yerguen soberano sobre el suelo y alinean de sopetón tu maltrecho esqueleto y otorgan un porte de lo más juvenil; cachivaches que cocinan suculento para tí cualquier plato elaborado, pudiendo pasar de la cansina tortilla o macarrones recalentados -de hábito preferentemente nocturno-, a una "merluza al pil-pil" en un abrir y cerrar de tapa (los ingredientes eso si, ahí que no van solitos...lástima).
Muchas veces hay público que corea las excelencias, aplaude y se ríe de las gracias que esos actores (o modelos) en declive provocan con sus chistes. O al menos lo intentan…que se pueden hacer gracias con quitamanchas. O aparatos de gimnasia. Hasta con pulseras “quitanervios”.
Así que rellenando la grieta del deseo perpetuo con el invento del siglo, proclamando a cuatro vientos el fin de la esclavitud doméstica, realzando tú figura como una diosa griega, tu vida puede dar un giro de 360 grados.
Sólo hacen falta las ganas. Marcar un número de teléfono y sacar de paseo la tarjeta de crédito.
A un solo clic del mando a distancia.
No es fascinante?