nancicomansi

"MOI" Y LOS "ESFÉRICOS"


Que Dios no me llamó para que siguiera la sana senda de los deportes ( a estas alturas espero no tenga mi teléfono, que no lo tenga, por fa…) lo sé desde que tengo uso de razón, y lo comprobación, en mis propias carnes, se dio en E.G.B. A lo más que pude llegar fue a perpretar volteretas paralante (las llamábamos así…) y un poco más chungamente, las de para atrás. El plínton lo dominaba por temporadas; era raro, a veces se me daba más o menos bien saltarlo, otras se me convertía, allá lo lejos, en un infranqueable muro imposible de superar; hacer la vertical me aterrorizaba, nunca la conseguí, me veía chocando mi cabeza, sin remedio, en el suelo de cemento del patio…eso sí, tenían ( y tienen) la categoría de semi-diosas, las niñas que se plantaban cabeza abajo más tiesas que un clavo ( curiosamente, eran las mismas que sacaban las más pésimas notas en todo lo demás…justicia divina, quizás…).
Hice ballet, pero no me hablo con quien considera de la misma familia estas dos dispares actividades físicas (como mucho, son primas cuatro- pecientas lejanas). Vale, en las dos se elevan las extremidades a bastante más altura de lo normal, se salta (las bailarinas, habría que aclarar que vuelan, o se alzan…), pero poco más; si a eso añadimos que la música acompaña a la danza y al deporte los desaforados gritos de sus seguidores, la conclusión es obvia, ¿no?
Todo esto viene a cuento, un poco, por la experiencia a la que unos amigos (¿?) me han sometido hoy: ASISTIR A UN PARTIDO DE BALONCESTO! Ni siquiera la confesión, sin rubor por mí parte, de que no me entero de nada (y que por tanto no lo puedo disfrutar y es como echar a la basura una entradita…) les ha hecho desistir de tan descabellada idea. Y es verdad que no los entiendo. Los deportes con esféricos, con pelota, con balón, digo; Me han intentado explicar la estratégia, con paciencia y amabilidad infinita, unos cuantos miles de veces, pero nada, que no se me queda. No es que no tenga retentiva ( muchas veces no la tengo ni para ir a comprar...) ni que se me olvide, es que llana, y simplemente me hago un lío y no lo consigo asimilar su lógica, que por lo que se ve, la tiene (por otro lado, no es la única cosa en la vida en la que me lío… la informática y las matemáticas son otras…).
Dios tampoco se ha molestado, supongo, en dotarme de ese gen especial que hace babeen millones de personas ante un partido de fútbol, o de Básquet, o de lo que sea que se juegue con pelota. Puede incluso que la conformación estructural de mi red neuronal esté atrofiada por algún rincón, o que me maree tanta gente moviéndose tan rápido y sin orden ni concierto (al menos para mí, hay gente que inclusive se atreve a blasfemar al hablar de coreografías…por parte de los jugadores…) Además, los raros que lo practican suelen poner cara de bastante sufrimiento. Y los que lo ven también; estos últimos gritan mucho a los jugadores, pensando, almas de cántaro, que los oirán y les harán caso, A ELLOS!!!; sudan mogollón, lo que da un poco de grima y repelús (el único sudado al que merece la pena salvar es a Kowalski de Un tranvía llamado deseo y no era por correr tras una pelota, precisamente por lo que le brillaba la cara y los músculos...); ¡Ah! Y para acabar de redondear la faena, los más dicharacheros hacen sonar, la mayoría de veces, unas trompetas enervantes a más no poder…No necesito más argumentos, la verdad, para qué seguir…
Deciros que el aburrimiento, y hasta la agonía, han pautado mis interminables minutos clavada, encima, en un sitio incomodísimo; Que no me he complacido con la visión de ninguna anatomía masculina, ni eso siquiera. La única que me ha parecido sobremanera sensata, ha sido una niña de unos cinco años: había desplegado un tenderete con folios y colorines en la grada de delante; se ha pasado el partido dibujando, dibujando y dibujando. Sin parar. De espaldas a tanto horror.
Esta será de las mías…