nancicomansi

VILLAGE PEOPLE



A mí la gente, visualmente, me impacta mucho. Luego, con el trato y conocimiento,se añaden o quitan afectos y adhesiones ( y de paso adquieren el grado de PERSONAS con mayúsculas...) pero de entrada, no puedo evitarlo, su imagen desencadena en mi una tormenta de impactos varios. No importa edad, sexo o condición, nadie me deja indiferente a primer golpe de vista ( bueno, como creo que a todo el mundo...) .Pero yo confieso sin pudor que, de entrada, especulo, valoro, clasifico, evalúo sin ningún tipo de objetividad. De esta afición un poco "voyeur" disfruto sobre todo en el metro. Ahí Tengo el tiempo suficiente para un "repaso" bastante exaustivo y me recreo en ello. Entran en esta "evaluación", como he dicho, desde la abuela endomingada que va a visitar a su hermana, hasta el abrupto adolescente de mechón naranja "taladradado" de piercings, pasando por el ama de casa más "estandart", el chulillo de gimnasio, etc, etc. Como queda claro, mezclo evidencias con suposiciones como quien prepara alegremente una receta de pastel, pero es que me divierte horrores y no molesto a nadie ¿ n´est pàs ?. Hay gente a la que inflinjo sin piedad mi más sincero odio. A a lo mejo resulta que hablas con ellos y ..¡ a rectificar que es de sabios! ( pocas veces, la verdad, sólo se suaviza la cosa con un poco de "cordura"...) a saber : las pijas "mechadas" de rubio que pasean su supuesta superioridad en absurdas botas "cowboy", las niñatas arreboladas que, en plena revolución hormonal ( la biología las disculparia un poco, la verdad...) ocupan más espacio del sensato con aspavientos histericos y abruman con chillidos de hiena con ortodoncia, esos niñatos de delgadez consumida y frenética, mirada empastillada con i-pod a toda mecha, los "truños" que te escupen a la cara su zafiedad contando en alto sus proezas sexuales ( suelen llevar ceñidos tejanos y camisetas "segunda piel"...), los tatuados sin "ton ni son" ( los tatuajes, en general, no me gustan nada, pero hay excesos que "matan"...), los de uñas sucias y las de uñas como "garras" en cualquier color, las que llevan bolsos con logotipos de "moda" y creen por ello han accedido al olimpo de las elegidas y el buen gusto ( que equivocadas estais, bonitas...), los/as mascadores de chicle compulsivos que se esfuerzan en que lo percibas chasqueando la goma desagradablemente, los que sentados, abren las piernas desproporcionadamente sin importarles lo más mínimo si te rozan o no, los detestables, impresentables ( los de bofetada, vamos....) que posan ( ¿ dije posar? eso lo hacen las mariposas, pájaros y seres humanos minimanente delicados...) sus "patazas" en el asiento delantero, en fin, es tan larga mi lista de candidatos al odio...Pero luego está la otra, la de los que me roban el corazón , me enternecen, procuran envidia, adoraciones explosivas e inmediatas, a saber: la niña gótica de corazón y uñas negras que cede el asiento a la anciana "alucinada" por el hecho, el guapo hindú recatado, de planchada camisa, con enternecedores cuadritos que ya no se llevan pero que a él le parecen lo más decente para una entrevista de trabajo, la guapa "madura", ajena sin embargo ya a cualquier favorable o al reves opinión sobre ella ( por eso mismo lleva los pantalones azules deliciosamente "demodé" y su camisa blanca con una dignidad encomiable), la joven con sobrepeso no por ello dejando de ser encantadoramente "diferente", un "amor" de niña, vistiendo austera toda de caqui con un capazo desgastado y sus sandalias de piel mostrando unos pies requetecuidados, la anacrónica treinteañera con falda "hippi" y sonrisa queda e inteligente,tambien son tantos... en general los discretos, los que no apabullan con ostentaciones de joyas caras y siluetas de catálogo, la gente natural a la que se le nota a la legua habitan felices su piel, los un poco vulnerables y que no van de sobrados por la vida mostrando feroces insignias de cualquier afiliación estética o política , los limpios de cuerpo y alma, los cuidadosos y educados, los atentos y un poco transparentes...en general me fijo más en la actitud que en el físico puramente. No soy tan banal, aunque a veces lo parezca. Y soy consciente de que, seguramente, yo también seré objeto de simpatias y de que algunos me detestarán. Cuento con ello. Y no me importa