Detesto estar comiendo spaguettis y consumiedo, a la vez, mis antes insobornables minutos contigo. Cháchara vacía la tuya, como puro vacío hay dentro de la frágil cáscara de nuestro reencuentro.
Por pura cortesía te acepté la cena ( la última, lo juro... y por que están esos cási quince años, un puente de años cruzado con espeluznante rapidez, y ya se sabe, el agridulce sabor de las primeras nostálgias..., pero ya me dueles en forma de blando mareo, ya empiezan a estomagarme tus contínuos usos y abusos de citas malas; Contigo sufro el crujiente pan y la rica salsa, que, en otra ocasión y con cualquier otro, seguro serían manjar glorioso, un lujo excelso...que lástima...sobre todo porque osas hablarme aún con esa eterna cara tuya de aspirante a algo, ya desde el instituto, recuerdo, y a mi se me vuelven a repetir esas inmensas ganas de cruzártela con saña, pero ese malsano impulso, antiestético además, lo escondo deprisa, deprisa, por entre los pliegues del crudo mantél de hilo; sería tan vulgar la escena y yo soy tan educada...
Tras el segundo plato ( echado también a perder ) sigo deseando dejes de vendarme pies y manos mentales con las grasientas mortajas de tus palabras...ni el selecto vino Chateaubriand consigue aflojar el nudo de intenso asco que atenaza mi garganta...también me agrías el dulcísimo flan con nata de los postres, hasta me descompones eso con tus burdos chistes de fácil factura y recurso. Es entonces cuando ya apenas logro esbozar un fatigado símil de sonrisa, un poco ácida, ( lo reconozco) impaciente, originada tal vez en el núcleo mismo de una cierta cristiana benevolencia...pero me cargas, me puedes, y yo no sé si seguir removiendo sin ganas este té con limón u optar por doblar educadamente la servilleta y dejarte de una vez hablando con mi ausencia...pero están esos quince años, ese puente de años cruzado con tan espeluznante rapidez, y yo soy tan educada
5 comentarios:
Que desagradable es cuando rebuscamos en los bolsillos y vemos que ya solo nos queda la calderilla del amor
Que excelsa y que glamurosa eres, nanci. Tu narrativa me trae vagos, vaporosos y aromáticos recuerdos del antaño más entrañable; o acaso no pueden ser los desengaños pasados entrañables...
Es una historia muy buena. Me ha gustado mucho. Si es veridica y tú eres la protagonista, enhorabuena por tu elegancia. Si solo es un cuento corto enhorabuena por tu estilo.
este relato lo retomo ahora y me vuelve a dar pena. 15 años, 15... pero eres tan educada.
Sí, se impone el sentido estético, montar escenas es antiestético, totalmente de acuerdo. Pero a veces es sanísimo, jeje.
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